De enero a abril, en la región norte se han registrado mil casos de picaduras de alacrán; comparado con el año pasado en la misma fecha, se habían reportado 760 intoxicaciones y se atribuyen al descuido en las medidas de prevención para evitar picaduras.
Las comunidades indígenas son las más vulnerables a las picaduras de alacrán, tales como San Miguel Huaixtita, en Mezquitic, y Tuxpan de Bolaños, por las condiciones de las viviendas.
“Como vive el wixárika, que duerme en la tierra, que sus casas son de hojarasca, se acuestan en el piso, los niños andan descalzos, están más expuestos a una picadura de alacrán, por eso la incidencia es mayor, es una zona de alto riesgo, aparte de que es el hábitat del alacrán, y los alacranes que hay en la zona huichol son de alta toxicidad, como el Centruroides infamatus infamatus”, afirmó Angélica González, jefa del departamento de Vectores y Zoonosis de la Región Sanitaria 1 Norte.
En el caso de la región norte, el alacrán Centruroides infamatus inafamatus, uno de los más venenosos, y debido a que la zona es de riesgo ante picaduras de alacrán, la responsable de Vectores y Zoonosis en la zona norte recomienda revisar la cama, los zapatos y la ropa, tener piso firme, que el techo sea de material -si de es teja o paja puede haber nidos-, si viven en el campo, poner botes de aluminio en las patas de las camas, de esta manera el alacrán resbala, pero no se recomienda fumigar.
En enero en la región se registraron 147 picaduras de alacrán; en febrero aumentó a 177; en marzo, a 262, y en abril se presentaron 414 intoxicaciones.
Texto: Hilda Becerra.
Imagen: www.redtox.org